Crónica de los crímenes de un monstruo real
- La bestia - desconocido
En muchas ocasiones sucede que alguien o algo no cuadra mucho con el
lugar donde se encuentra y, en ocasiones puede llegar a ser
verdaderamente terrorífico.
En Francia corría la primavera del año 1764. Se trataba de la antesala de la Revolución Francesa
y los ánimos se encontraban al rojo vivo y se respiraba un ambiente
enrarecido propiciado por la precaria situación de la clase baja
francesa y el creciente odio hacia la institución de la monarquía.Las gentes de Gévaudan vivían preocupadas en sus quehaceres diarios bajo el yugo de la nobleza cuando una serie de ataques encadenados sembró el terror en los corazones de aquellos campesinos.
Primeras víctimas de la bestia
La primera constancia que se tiene del ataque no sirvió, sin embargo, para que se le diese importancia al hecho.Unos días más tarde, la joven Jeanne Boulet, es encontrada semidevorada por un animal. Empieza así la lucha a vida o muerte entre la bestia y los habitantes del área de Gévaudan.
Un ser monstruosamente grande y fiero
Los habitantes de esta región ya no dudan de la existencia de lo que ellos llaman "la bestia". Sin embargo, y aunque las víctimas mortales se suceden por todos los confines de la comarca, no se tienen descripciones fidedignas que den una idea aproximada del ser al que se enfrentan.Durante tres largos años, la bestia campa a sus anchas sembrando el pánico por doquier y llenando los cementerios con los restos de sus víctimas y, pronto, la fantasía de los campesinos se dispara.
Personas que han tenido la enorme fortuna de escapar de sus garras describen a este ser como un animal del tamaño de un burro de color cobrizo dotado de una agilidad tremenda y armado con grandes fauces y garras.
Batidas para acabar con la bestia
Debido a la situación, el rey Luis XV, decide mandar varios escuadrones de Dragones, un grupo de élite, con la esperanza de acabar con el sufrimiento de sus súbditos.Pronto comprueban que aquel animal, además de fiero, es tremendamente escurridizo, burlando siempre a sus captores.
Ante el fracaso, el rey decide ofrecer suculentas recompensas para quien cace al monstruo. Acuden a la llamada cazadores de diferentes partes de Francia e incluso de fuera de ella, sin lograr resultados positivos.
El demonio se pasea por Gévaudan
En vista de las cacerías fallidas, los párrocos empiezan a utilizar sus sermones para tratar de explicar aquellos sucesos. Creen sinceramente que el diablo ha subido desde los infiernos para castigar a los pecadores. Se llegan a ordenar rezos públicos para tratar de apaciguar a Satanás.Mientras tanto, las batidas merman a los lobos de la zona debido a la caza indiscriminada que sufren.
La farsa del Rey
En 1765, Antoine Beauterne, hombre de confianza del mismísimo rey consigue capturar un gran ejemplar de lobo que, según asegura, se trata de la bestia.Él mismo se encarga de disecar la pieza y se sirve de sus trucos de taxidermista para aumentar tanto el tamaño como la fiereza del animal.
La bestia es expuesta en Versalles para asombro del monarca. Beauterne es agasajado y condecorado y parece que, al fin, las muertes han cesado en Gévaudan.
Sin embargo, en marzo de 1766, las muertes brotan de nuevo descubriéndose que la bestia de Beauterne no es más que un fraude.
El verdadero fin del monstruo
Jean Chastel, un cazador experimentado, lleva tres balas de plata que se han hecho fundiendo medallas de la Virgen.En junio de 1767, después de que un niño muriese a manos de la bestia, se organiza una batida en el bosque de Teynàzere. La leyenda cuenta que Chastel recita oraciones a la Virgen mientras acecha a su presa, la cual acude a su encuentro en campo abierto. Chastel abre fuego y acaba así con la bestia.
Según la documentación recopilada por el párroco Francois Fabre en 1901, se contabilizan 70 vícitmas mortales más 27 heridos en el haber de este animal.
El misterio sigue aún hoy
¿Qué clase de animal era? La autopsia realizada en aquella época demostró que se trataba de un enorme lobo de unos 65 kilos de peso. El esqueleto de este animal estuvo expuesto en el Museo de Ciencias Naturales de París hasta que se destruyó a causa del incendio de 1830.No se sabe realmente qué fue aquella bestia. Pudo ser un lobo, pero otras hipótesis apuntan a que se trataba de un león traído de África o, según parece la más acertada, que se tratase de un híbrido, un cruce entre dos especies dando como resultado este ser monstruoso.
La comarca francesa de Gévaudan sigue recordando aquellos días oscuros y nadie duda de que, la bestia, no fue ninguna leyenda.
FUENTE
Se Feliz.
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