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    Nació 
          en una respetada familia católica bávara. Amaba el arte 
          y la música, e hizo el juramento hipocrático de sanar 
          a los enfermos y de no entrar a una casa sino para sanar a sus pacientes. 
          Eso fue lo que juró. Lo que hizo: torturar, deshumanizar y masacrar. 
          El Doctor Mengele envió a cientos de miles de inocentes a la 
          muerte en los campos de concentración nazi, donde era conocido 
          como "El Ángel de la Muerte". ¿Qué 
          sistema social, jurídico y político pudo crear a un hombre 
          como Josef Mengele? Un médico responsable de seleccionar a miles 
          de judíos para primero experimentar y luego exterminarlos en 
          los campos de concentración de Auschwitz. Un hombre que realizaba 
          los más dolorosos experimentos sobre gemelos, con la esperanza 
          de descubrir el secreto de los nacimientos múltiples, para así 
          crear genéticamente la Súper Raza Aria que dominaría 
          al mundo durante los mil años que, según Hitler, duraría 
          el Reich.
    Para 
          tratar de comprender la personalidad de Mengele y develar sus malignos 
          impulsos, debemos ver cómo era el mundo el 11 de marzo de 1911, 
          día en que nacía el Ángel de la Muerte Josef Mengele, 
          el médico macabro de Auschwitz. 
    La 
          Alemania que vio nacer a Josef se encontraba al filo de la Gran Guerra 
          de 1914. Mientras su padre Karl prestaba servicio militar en el frente, 
          su madre Volgoria controlaba el negocio familiar de venta de implementos 
          agrícolas, y criaba a sus tres hijos: Josef, Karl y Hallois.
    La 
          guerra terminó en 1918 con la derrota de Alemania y el humillante 
          Tratado de Versalles, que 
          redujo el territorio y el poderío militar germano. Pero la ética 
          germana para el trabajo no se extinguió, y en pocos meses Alemania 
          era una nueva nación. Karl Mengele regresó a reconstruir 
          su empresa en Gÿinzburg, e hizo de ella la más grande en 
          la región, y a su familia una de las más respetadas en 
          Bavaria. Aún hoy se los respeta, a pesar del infame criminal 
          de Auschwitz.
    Karl 
          Mengele pasaba poco tiempo en la gerencia de su planta, sus horas transcurrían 
          en el laboratorio, inventando máquinas que permitieran automatizar 
          todas las labores agrícolas. En cierta forma compartía 
          con su primogénito el gusto por la investigación, quien 
          la pondría en práctica años más tarde en 
          los campos de Auschwitz, inclinado sobre los microscopios, silbando 
          una tonada familiar, y perdido en la macabra pasión de su proyecto 
          de investigación.
 
          Un buen estudiante.
    En 
          la década del ‘20, Alemania era el centro cultural y artístico 
          del mundo. La medicina y la música florecían y Berlín 
          era considerada una de las ciudades más refinadas, sobrepasando 
          incluso a París. Nuevos conceptos sobre la evolución de 
          la raza humana se discutían. Las teorías de Darwin eran 
          contrastadas con los nuevos descubrimientos y una nueva ciencia causaba 
          revuelo: era la EUGENIA o EUGENESIA: el estudio de los cruces genéticos.
    Ese 
          ambiente sería de extrema importancia en la vida posterior de 
          Mengele. Desde joven supo que el negocio familiar no era para él. 
          "El padre de Mengele era de duro carácter. Cuando llegaba 
          a la fábrica lo hacía gritando. Era una persona muy dura. 
          Y su madre estaba hecha con el mismo molde. Era una devota católica, 
          piadosa, aunque muy recta de carácter y de dura disciplina. Mengele 
          siempre tuvo el impulso por hacer algo muy especial, para probarse y 
          superarse a sí mismo. No tenía amor ni calor hogareño. 
          Un ex compañero de escuela recordaba que desde aquellos tiempos, 
          Mengele decía que debía hacer algo especial, que definitivamente 
          pruebe su capacidad académica" (Gerald Astor, actor 
          y autor del libro "El último nazi").
    La 
          familia Mengele tenía cuantiosos recursos, y su fábrica 
          empleaba a 1.200 personas. Josef Mengele asistió a una escuela 
          pública, y posteriormente al Gymnasyum, destinado a quienes tenían 
          aspiraciones académicas. "Era un estudiante brillante 
          y extraordinariamente ambicioso. Siempre intentaba hacer algo fuera 
          de lo común, para ser un gran científico" (Julius 
          Disbach, ex compañero de clases de Mengele). Otro amigo de esa 
          época lo describió como agresivo y muy patriótico.
    En 
          1930, Mengele ingresó a la Universidad de Münich, ciudad 
          que se convertiría en un centro de la agitación política. 
          Allí, fue impactado por un discurso de Hitler 
          sobre la superioridad de la raza germana. En esos tiempos muchos estudiantes 
          se unieron al movimiento nazi. La "herencia" y la "eugenia" 
          eran términos aplicados normalmente por la comunidad científica, 
          que en su mayoría apoyaba a Hitler y a su concepto místico 
          del pueblo alemán, pueblo que no podía florecer si parásitos 
          como los judíos, gitanos y otros, los contaminaban. El antisemitismo 
          ganaba impulso y la comunidad científica parecía estar 
          de acuerdo. Pureza hereditaria, eutanasia, esterilización de 
          los indeseables y superioridad racial mediante la eugenesia, ocupaban 
          a la comunidad científica. La eugenesia se convirtió en 
          una palabra sagrada. Este término fue creado por el primo de 
          Charles Darwin, Francis Caultin en 1833, y literalmente significa "buenos 
          genes". El propósito de Caultin, basado en sus estudios 
          sobre mejoramiento de animales, era aplicar estos conocimientos para 
          mejorar la raza humana, para una mejor sociedad, con gente más 
          exitosa: gente superior. Aunque no hubiera sido su intención, 
          Caultin sembró una de las semillas fundamentales del Holocausto, 
          con un siglo de anticipación. 
    Nadie 
          abrazó esta idea con mayor pasión que Mengele. En 1934 
          se unió al Partido Nazi, pero siguió con sus estudios 
          y recibió el Doctorado en Filosofía, para luego aprobar 
          los exámenes de ingreso a Medicina. Se trasladó a la Universidad 
          de Frankfurt y comenzó a investigar en el Instituto de Herencia 
          Biológica e Higiene Racial bajo la tutela del doctor Ottmar von 
          Verschuer, ardiente nazi y especialista en la ciencia eugenésica, 
          mediante la cual se crearía la raza superior. Durante esta época, 
          Mengele publicó un buen artículo sobre la genética 
          y los niños, y al igual que su mentor, se concentraba en el estudio 
          de los gemelos. En el sudeste de Polonia, las puertas de los campos 
          de concentración de Auschwitz llamaban a Mengele. Allí, 
          el científico encontraría gemelos en abundancia, quienes 
          no tendrían otra opción más que participar en sus 
          mortales experimentos genéticos. Pero Auschwitz es el final de 
          un largo camino, y varios años habrán de transcurrir hasta 
          que Mengele se convierta en el “Ángel de la Muerte” 
          para más de 4.000 hombres, mujeres y niños indefensos.
 
          El sagrado juramento
    La 
          transición de la magia a la Ciencia de la Medicina fue un proceso 
          gradual que duró siglos. La medicina era el arte de la curación 
          en la antigua Grecia, y era celebrada por los griegos con el juramento 
          de Hipócrates, Padre de la Medicina. Este juramento ha llegado 
          a nuestros días, y es pronunciado por todo nuevo médico: 
          "El régimen que adopto será para el bien de mis 
          pacientes, y no para su perjuicio. No administraré drogas a ningún 
          paciente ni entraré a casa alguna, sino para beneficio de los 
          enfermos". Es difícil imaginar que Mengele alguna vez 
          haya pronunciado estas palabras. Pero sí hizo el juramento, que 
          era reverenciado por los médicos alemanes, a pesar de contradecirse 
          con su antisemitismo. Una extraña dualidad existía en 
          la Alemania Nazi.
Héroe 
          nacional
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    Josef 
          Mengele se hizo miembro del cuerpo de elite Waffen SS, una organización 
          que exigía pureza racial en sus miembros, cónyuges y familiares, 
          preferiblemente hasta la 4° generación. Mengele se había 
          enamorado de Irenna Schumbaimm, de quien más tarde afirmaría: 
          "Era hermosa y bien educada... fue el amor de mi vida". 
          Cuando él decidió casarse con Irenna, hubo un interrogante 
          acerca de sus antepasados, porque uno de ellos fue hijo extramatrimonial 
          y había dudas acerca de sus ancestros. Mengele debió redactar 
          documentos afirmando que no existían rastros de impurezas raciales 
          ni sangre judía, algo que sería un pecado imperdonable 
          para un oficial nazi de su jerarquía, proveniente de una familia 
          aria pura, y además católica. Por otra parte Irenna provenía 
          de una familia luterana. Todo esto hacía su situación 
          extremadamente incómoda. ¿Quién hubiera pensado 
          que el novio, cuyo atractivo aspecto ario sólo era afectado por 
          la separación de sus dientes incisivos, se convertiría 
          en el nazi más buscado y esquivo de la historia, con una recompensa 
          total de US$ 3,4 millones por su cabeza, por crímenes contra 
          la humanidad?
          
Mengele terminó el servicio militar obligatorio con su grupo de elite SS en los Alpes Tiroleses. Volvió a sus estudios en Frankfurt, donde vivía junto a Irenna en una hermosa casa cerca del río Main. En septiembre de 1939 comenzaba la Blitzkrieg y Polonia caía en manos de Alemania en menos de un mes. Mientras la guerra se desarrollaba a favor de los nazis, Mengele permaneció con Irenna concentrado en su investigación biológica. Pero cuando la guerra se extendió a dos frentes, con el ataque sobre Rusia, Mengele y su unidad fueron movilizados al frente oriental; poco después fue herido en combate, por lo que le otorgaron condecoraciones y se convirtió en un héroe nazi. ¡Un doctor condecorado por valor en combate, con todo lo que ello significa! Mengele recibió, además de las condecoraciones normales por servicio en el frente ruso, la Cruz de Hierro en Primer Grado, y luego la Cruz de Hierro en Segundo Grado: un honor al que muy pocos accedían.
Mengele terminó el servicio militar obligatorio con su grupo de elite SS en los Alpes Tiroleses. Volvió a sus estudios en Frankfurt, donde vivía junto a Irenna en una hermosa casa cerca del río Main. En septiembre de 1939 comenzaba la Blitzkrieg y Polonia caía en manos de Alemania en menos de un mes. Mientras la guerra se desarrollaba a favor de los nazis, Mengele permaneció con Irenna concentrado en su investigación biológica. Pero cuando la guerra se extendió a dos frentes, con el ataque sobre Rusia, Mengele y su unidad fueron movilizados al frente oriental; poco después fue herido en combate, por lo que le otorgaron condecoraciones y se convirtió en un héroe nazi. ¡Un doctor condecorado por valor en combate, con todo lo que ello significa! Mengele recibió, además de las condecoraciones normales por servicio en el frente ruso, la Cruz de Hierro en Primer Grado, y luego la Cruz de Hierro en Segundo Grado: un honor al que muy pocos accedían.
Auschwitz
    Cuando 
          las heridas de Mengele sanaron fue declarado no apto para combate. Por 
          ello, se ofreció voluntariamente como médico de campamento: 
          es decir como médico en los campos de concentración. ¿Por 
          qué querría alguien con tan elevadas calificaciones y 
          antecedentes, ir a un sitio como Auschwitz? "Porque él 
          buscaba "zwillingen" (gemelos) para sus experimentos y tendría 
          a numerosos de ellos y hasta se podía dar el lujo de matarlos. 
          Allí, desde el principio, dispuso de 226 gemelos, con edades 
          entre 2 y 18 años. Y podía hacer lo que quisiera con ellos." 
          (Michael Barembaum, médico, director del US Memorial Museum).
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    Una 
          de las asignaciones de los médicos de campamento era recibir 
          los trenes cargados con judíos. Estos doctores tenían 
          un poder terrorífico: podían decidir instantáneamente 
          si un prisionero iba a la muerte en la cámara de gas, si se lo 
          destinaba a experimentos, o si iba a trabajos forzados. La mayoría 
          de los alemanes llamaba a Auschwitz "Anus Mundi" o "ano 
          del mundo", pero para el Ángel de la Muerte era su paraíso 
          de investigación. En muy poco tiempo, se haría famoso 
          por descubrir los secretos de la vida. Y los trenes seguían llegando. 
          Mengele era uno de los pocos médicos de campamento que podía 
          llevar a cabo la tarea de selección a sangre fría, siempre 
          en busca de gemelos.
    Eva 
          Mozes Kor, sobreviviente de Auschwitz relata "Cuando el tren 
          se detuvo, escuchamos a muchos nazis dando órdenes afuera. Envolviendo 
          al campo había enormes muros con alambres de púas. Todo 
          allí era de un color tétrico. Uno debía obedecer 
          inmediatamente las órdenes o moría. Debía ser instantáneo, 
          como un flash. Ello decidiría entre la vida en el campo o la 
          muerte en las cámaras de gas. Mi madre nos sostenía a 
          mí y a Miriam, mi hermana gemela de las manos. Nosotras nos quedamos 
          congeladas en ese lugar. Mi madre no nos soltó. Mi padre y mis 
          otros hermanos desaparecieron en la multitud, y jamás los volvimos 
          a ver... De pronto, apareció Mengele gritando en alemán 
          "¡zwillingen, zwillingen!", es decir "¡gemelos, 
          gemelos!". Se detuvo frente a nosotras y mirándonos a mi 
          hermana y a mí, preguntó si éramos gemelas. Mi 
          madre no sabía qué decir; sólo atinó a preguntar: 
          "¿es eso bueno?" Allí, un oficial SS ordenó: 
          "¡responda por sí o no!". Y mi pobre madre dijo 
          "sí, son gemelas". Mi madre fue enviada en una dirección, 
          y nosotras en la dirección opuesta. Cuando me di vuelta, la vi 
          por última vez, extendiendo sus brazos hacia nosotras..."
    Eva 
          Mozes Kor jamás volvería a ver a su madre, y la colección 
          de conejillos de india de Mengele seguía creciendo. Regularmente 
          enviaba los resultados de sus trabajos al Instituto Kaiser Willheim 
          de Berlín, a su maestro von Verschuer. Mengele luchaba contra 
          el reloj para descubrir los secretos que permitieran crear una raza 
          aria pura, mientras la marea de la guerra se volvía adversa a 
          Alemania.
Ciencia 
          al servicio del odio
    El 
          interés de Mengele en el genotipo humano rubio de ojos azules 
          es curioso, pues ni él ni sus superiores respondían a 
          esa descripción. Mengele estaba fascinado por los ojos azules, 
          y se decía que tenía una colección de ellos en 
          las paredes de su oficina, similar a una colección de mariposas. 
          Constantemente trataba de cambiar el color de los ojos de los niños.
    ¿Por 
          qué podría alguien querer cambiar el color de los ojos? 
          ¿Qué hacía tan especial a los ojos azules? Mengele 
          intentaba responder mediante sus experimentos eugenésicos, ¿Por 
          qué la "raza superior aria" presentaba más cantidad 
          de personas con ojos azules, que con ojos de otros colores característicos 
          de las razas inferiores? Para resolver el intrincado rompecabezas genético 
          Mengele tendría un poder de decisión absoluto: podía 
          hacer lo que quisiera.
Personificación 
          del Demonio Nazi
    Las 
          investigaciones de Mengele tenían un fin claramente demarcado: 
          lograr la absoluta perfección de la raza aria y asegurar su reproducción. 
          Es por ello que intentaba descifrar los secretos de los nacimientos 
          múltiples. Cuando se sabía que tocaba el turno de las 
          rondas de Mengele, la tensión invadía por igual a prisioneros, 
          guardias y doctores de la SS. Todo el mundo se aterrorizaba cuando comenzaba 
          a revisar a los recién llegados, en su frenética búsqueda 
          de gemelos. Cuando él llegaba con su terrible voz, los guardias 
          nazis se aterrorizaban, y eso aterrorizaba aún más a los 
          judíos. Mengele siempre se presentaba con su uniforme impecable 
          y sus botas de cuero perfectamente lustradas, muy elegante, como un 
          caballero refinado y aristocrático, caminando como si fuera dueño 
          del universo, absolutamente seguro de sí mismo, mirando a los 
          ojos a cada uno de los recién llegados. "Lo veíamos 
          vestido inmaculadamente, con un par de guantes de cuero en una de sus 
          manos, y con un pequeño látigo para cabalgar en la otra. 
          La relación entre "sujetos" y "amo" es muy 
          difícil de explicar, y aún luego de haberla vivido, no 
          puedo explicarla" (Eva Mozes Kor).
    Mengele 
          sabía el efecto que causaba en las mujeres, y calculaba perfectamente 
          sus ademanes para lograr el resultado deseado. Gissela Weird, una doctora 
          judía prisionera, recuerda: "Mengele se deleitaba presentándose 
          ante nosotras, exquisitamente perfumado... tan elegante y atractivo... 
          Vestía hermosas camisas de color azul. Muchas mujeres decían: 
          “me encantaría pasar la noche con él”. Era 
          su forma de hacernos enloquecer: se debe estar loco para respirar el 
          humo de los crematorios, y seguir viendo en él a un hombre tan 
          atractivo como para pasar la noche".
    En 
          otras ocasiones, su lado oscuro surgía descontrolado. Un sobreviviente 
          lo recuerda ejecutando a un joven de 17 años, por robar carbón. 
          Mengele le disparó en ambas rodillas, luego lo tomó del 
          cabello y le disparó en la cabeza. "Robar está 
          prohibido, y ustedes deben respetar las reglas de este lugar" 
          dijo, para luego salir caminando como si nada hubiera ocurrido.
    A 
          excepción de ocasionales visitas, Irenna Mengele no convivía 
          con su esposo. Auschwitz era muy poco cosmopolita para ella, por lo 
          que es dudoso que conociera cabalmente lo que ocurría, como así 
          también que Mengele le hubiera sido fiel durante su estadía 
          en el campo. "Mengele gustaba seleccionar las más bellas 
          mujeres judías para pasar sus horas libres. Las hacía 
          pasar una bella noche, tocando el piano. Pero en todos los casos, por 
          la mañana, las mataba" (Siegfried Halbreich, sobreviviente). 
          Mengele era un excelente pianista. Incluso se conoce una grabación 
          suya, cantando y tocando. A menudo, tocaba para los invitados, mientras 
          las notas se paseaban, macabras, por el campo, hasta el amanecer.
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    ¿Estaba 
          Mengele loco, o sufría otro desorden mental? ¿Acaso la 
          búsqueda de los secretos genéticos humanos, destruyeron 
          todos los restos de conciencia en él? Las opiniones varían, 
          pero algo es seguro: Josef Mengele fue la personificación del 
          peor demonio. Se convirtió en un verdadero símbolo del 
          terror nazi. Es absolutamente imposible leer la acusación hecha 
          contra él en la ex Alemania Oriental, que describe cabalmente 
          sus atrocidades, sin siquiera dejar caer una lágrima. "Fuimos 
          completamente sobrepasados por su monstruosidad" (Eli M. Rosenbaum, 
          director de la Oficina de Investigaciones Especiales del Departamento 
          de Justicia del Gobierno de los Estados Unidos). Lo más importante 
          es ver que su mente operaba como la de un científico, concentrándose 
          en sus estudios y experimentaba dejando de lado los sentimientos. "Realmente 
          no pienso que Mengele tuviera remordimientos por lo que hacía. 
          Pienso que en su mente de científico, justificaba lo que hacía. 
          El nos inyectaba hasta cinco inyecciones juntas, para ver qué 
          pasaba. Muchas veces uno simplemente se moría. No teníamos 
          idea de qué eran esas inyecciones" (Eva Mozes Kor). 
          Mengele inyectaba en las venas toda clase de substancias, como fenoles, 
          cloroformo, nafta, insecticidas... Algunas veces, directamente en el 
          corazón. El mataba a los objetos de sus experimentos para hacerles 
          autopsias. Hacía vivisecciones, para estudiar los límites 
          de resistencia a los traumas y el dolor en los seres humanos. Una vivisección, 
          es lo mismo a hacer la autopsia en un ser vivo. De más está 
          decir que lo hacía con la persona consciente y sin anestesia... 
          Obviamente, nadie sobrevivía. De esta forma, los experimentos 
          de Mengele cobraron hasta 60 víctimas diarias.
    Demente 
          o no, los experimentos de Mengele llegaron a su fin. El invierno se 
          acercaba y el Ejército Rojo avanzaba hacia el campo de muerte. 
          El 26 de noviembre de 1944, Einrich Himmler, máximo jefe de las 
          SS, telegrafió a todos los Comandantes de Campo ordenando suspender 
          las muertes. Así comenzaría la huida de Mengele, desde 
          Auschwitz hacia una vida de constante tortura.
          
Últimos servicios al Führer
Últimos servicios al Führer
    Antes 
          del desmantelamiento del campamento, Mengele hizo su selección 
          final, enviando a 461, de un total de 509 prisioneros recién 
          llegados, a una muerte instantánea. Fue su último servicio 
          en Auschwitz. Con el sonido de los cañones rusos cada vez más 
          fuertes, Mengele reunió sus registros y anotaciones, y el 18 
          de enero de 1945, el Ángel de la Muerte desapareció para 
          siempre.
    "Los 
          experimentos duraron hasta el momento mismo en que se dio la orden a 
          todos los nazis, de abandonar el campo. Esa fue la última vez 
          que vi a Mengele" (Eva Mozes Kor). Así comenzó 
          uno de los más grandes movimientos evasivos de la historia.
Constante 
          huida
    Mengele 
          dejó su uniforme de oficial de la SS, y vistió el de oficial 
          de la Wehrmatch (ejército alemán) y se dirigió 
          a una unidad hospital que iba hacia el sur. Cuando finalmente, en mayo 
          de 1945 Alemania capituló, Mengele terminó en dos campos 
          de prisioneros de los aliados, ignorado por sus captores. Ello se debió 
          a que él había pasado por alto muchos de los trámites 
          necesarios para ser parte de las SS. Esos trámites, capturados 
          por los oficiales aliados de Estados Unidos, eran utilizados para determinar 
          qué sujeto era arrestado en forma automática. No hay documento 
          que explique por qué Mengele carecía del tatuaje obligatorio 
          de oficial de las SS, que se hacía en la parte interior del brazo 
          izquierdo, dos pulgadas por debajo de la axila. Antiguos doctores de 
          las SS, confirmaron que no estaba tatuado. Otro de los elementos que 
          jugó a su favor fue la urgencia con que los aliados liberaron 
          a millones de prisioneros de guerra alemanes. Mengele se retiró 
          calladamente entre la multitud, usando un nombre falso, y con la ayuda 
          de su familia trabajó en una granja de la zona de Rosenheimm, 
          cercana a su ciudad natal de Gÿinzburg. Entre 1945 y 1949, fue 
          visitado varias veces por Irenna. Ella no estaba feliz con la situación, 
          aún cuando en 1942 dio a luz un hijo de Mengele, producto de 
          una de sus visitas a Auschwitz.
    Las 
          listas de criminales de guerra circulaban por la República Federal 
          de Alemania y los doctores y oficiales de las SS estaban siendo juzgados. 
          Mengele estaba atemorizado y pidió a Irenna que huyera del país 
          con él. Irenna se negó. Decepcionado pero resuelto, huyó 
          a Italia en 1949; poco después abordó un buque que lo 
          llevó a Buenos Aires. En Argentina se sentiría seguro, 
          gracias a una organización secreta conocida como ODESSA, 
          encargada de otorgar salvoconductos a antiguos oficiales SS. La presencia 
          de comunidades alemanas ofrecía confianza, y ciertas zonas de 
          Argentina le recordaban las montañas de su Baviera nativa. Mengele 
          se sentía como en casa, en su residencia en la zona de Florida, 
          en Buenos Aires, viviendo bajo el nombre de Helmut Gregor. Más 
          tarde en la década del ‘50, consideró que la caza 
          de criminales de guerra había terminado, y comenzó a decir 
          su nombre. Incluso, habría llegado a obtener la nacionalidad 
          argentina. Inició una compañía de implementos agrícolas 
          con su verdadero nombre... ¡Hasta figuró en la guía 
          telefónica!
    Su 
          padre lo visitó y le informó que Irenna demandaba el divorcio, 
          a lo que él accedió. ¿Qué otra cosa podría 
          hacer? Era sólo una formalidad. Irenna tendría su libertad 
          y él seguiría adelante con su vida en Argentina. Tiempo 
          después su abogado le informó que el Gobierno alemán 
          había mandado cartas al Gobierno argentino, solicitando la extradición 
          de nazis. Mengele cayó en pánico. Con la ayuda de ODESSA 
          huyó al Paraguay, donde tramitó su ciudadanía. 
          Bajo las leyes paraguayas ya no podía ser extraditado. En aquellos 
          tiempos, este país era gobernado por el dictador Alfredo Stroessner, 
          descendiente de alemanes y admirador de los nazis. Seguro, aunque intranquilo, 
          Mengele se dejaba ver en las calles de Asunción. 
    En 
          1960, en Argentina tuvo lugar el secuestro de "Otto" Eichmann, 
          a manos de un comando de la policía secreta israelí. Eichmann 
          estuvo a cargo de la sección judía de la Gestapo y de 
          los traslados a los campos de concentración. En Paraguay, Mengele 
          ya no se sentía seguro, e incluso antes de enterarse de la noticia, 
          se ocultó aún más. El MOSSAD, 
          servicio secreto israelí y creador intelectual del secuestro 
          de Eichmann, estaba tras sus huellas. En aquellos días, era un 
          hecho público que perseguían a otros jerarcas nazis, por 
          lo que Mengele debió huir... el juicio de Eichmann hacía 
          eco en sus oídos... 
    Eichmann 
          fue sentenciado a la horca, y Mengele sintió también la 
          soga en su cuello. Por ello, decidió viajar al Brasil, donde 
          se ocultaría durante el resto de su vida, ya no como el Ángel 
          de la Muerte, sino como un hombre atemorizado, solitario y fugitivo. 
          Cuando llegó a Brasil en la década del ‘60, su vida 
          se disuelve. Durante los siguientes años se reportaron varias 
          apariciones. Fuentes confiables como el Departamento de Estado de USA, 
          el Centro Simón Weissenthal y el MOSSAD israelí identificaron 
          a Mengele en lugares y estilos de vida aparentemente contradictorios 
          con su historia, con documentos falsos, bajo nombres como José 
          Mengele, Helmut Gregor, o Wölgang Gërhard, con la ayuda y 
          protección del as de la Luftwaffe, Hans Lücklobe, líder 
          de la ODESSA que también había ayudado a otros nazis como 
          Klauss Altmann o "Barbie". Dos novelas se basaron en Mengele: 
          "Los niños del Brasil" y "Hombre 
          maratón", ambas llevadas al cine, aumentando su reputación 
          a proporciones míticas e interfiriendo con la búsqueda 
          que llevaban a cabo los Gobiernos de Alemania, Estados Unidos e Israel. 
          
 
          Impunidad
    Las 
          recompensas ofrecidas por Alemania, el Centro Weisenthal e Israel para 
          su captura, sumaban US$ 3,4 millones, cifra que hoy en día debiera 
          ser multiplicada por doce, una suma impresionante, pero que no dio resultados. 
          En junio de 1985, la noticia del descubrimiento de la tumba de Wölfgang 
          Gërhard recorrió al mundo. Los restos que habían 
          permanecido bajo tierra desde 1979 fueron exhumados. El equipo forense 
          concluyó que eran los restos de Josef Mengele, el nazi más 
          buscado desde la Segunda Guerra. Si esto era cierto, ¿cómo 
          fue su vida desde su huida del Paraguay en 1960, hasta su presunta muerte 
          en 1979? En Brasil fue puesto en contacto con refugiados bávaros, 
          todos ex pertenecientes al movimiento nazi que se habían refugiado 
          en Brasil luego de la guerra. Ellos se alegraron al encontrar a Mengele 
          en la frontera, donde lo instruyeron sobre su nueva "identidad". 
          Se disfrazó como un suizo de apellido Stammer, comerciante de 
          implementos agrícolas. Una familia adoptiva que verdaderamente 
          llevaba el apellido Stammer, lo estaría esperando. Además, 
          fue entrenado para mantenerse anónimo, ocultarse y a quiénes 
          recurrir si alguien intentara detenerlo.
    Mengele 
          pasó dieciséis años viviendo con los Stammer en 
          una granja cercana a Sâo Paulo, adquirida por la firma alemana 
          Mengele. En 1976 la convivencia con sus familiares adoptivos se tornó 
          imposible, por lo que solicitó una nueva familia. Peter y Geza 
          Bossert se ofrecieron para acoger a Mengele en su hogar, donde permaneció 
          hasta su muerte. Según testigos, Mengele pasaba sus horas construyendo 
          botes y jugando con los hijos de sus anfitriones. Su temor a ser atrapado 
          crecía, y siempre dormía en su pequeña y oscura 
          habitación, con una pistola al alcance. En 1976 recibió 
          la visita de su hijo Rolf, quien luego declararía para una revista 
          alemana "Mi padre asegura que nunca hizo algo incorrecto en 
          Auschwitz. Dice que sólo seleccionaba prisioneros para trabajar, 
          y nada más. Odio lo que hizo, pero es mi padre, y quiero creer 
          en él".
          
Su muerte
Su muerte
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    Según 
          la evidencia descubierta en 1985, 1979 sería un año marcado 
          en la vida de Mengele. "En 1979 fue invitado a pasar un día 
          de playa, a 50 millas de Sao Paulo. Mengele se introdujo en el mar, 
          hasta que el agua alcanzó sus rodillas. En ese momento desapareció. 
          Sufrió un ataque cardíaco, cayó al agua y se ahogó. 
          Cuando fue llevado a la playa, y a pesar de los esfuerzos, no pudo ser 
          resucitado". Geza Bossert hizo los arreglos para que Mengele 
          fuera enterrado en el cementerio de Ambu, bajo una lápida que 
          lleva el nombre de Wölfgang Gërhard, y allí permaneció 
          hasta su exhumación en 1985. 
    Expertos 
          forenses de Estados Unidos, Alemania e Israel se encargaron de las investigaciones. 
          Se enviaron muestras óseas a Inglaterra, donde existen bancos 
          de datos para su comparación. Esa comparación se retrasó 
          muchos años debido a que la ex esposa de Mengele, Irenna, y su 
          hijo Rolf, se negaban a dar muestras de sangre. "Fue allí 
          que decidí ir a Alemania con mi hermana gemela, y durante tres 
          semanas protestamos frente a la fábrica Mengele. Yo simplemente 
          dije: ¡nosotros entregamos la sangre de millones en Auschwitz! 
          ¡Cómo pueden negarse a dar una simple gota, para el estudio 
          de la verdad!" (Eva Mozes Kor). Finalmente las autoridades 
          alemanas presionaron a Rolf y a su madre, y se obtuvieron las muestras 
          requeridas. El examen de ADN dió un resultado: el hombre sepultado 
          en Ambu, Brasil, fue el padre biológico de Rolf Mengele.
    En 
          1992, el Departamento de Justicia, cumpliendo con una solicitud del 
          Departamento de Estado de los Estados Unidos, publicó dos grandes 
          volúmenes titulados "En cuanto al tema Josef Mengele". 
          El informe concluía que Estados Unidos nunca tuvo relaciones 
          con Mengele, y que las investigaciones forenses determinaban que los 
          restos exhumados en Brasil, correspondían a Mengele. Los gobiernos 
          de Alemania e Israel estuvieron de acuerdo con el informe. Otro extracto 
          del informe del Departamento de Estado de los Estados Unidos de 1992, 
          concluye con que el hecho que el Ángel de la Muerte haya sido 
          capaz de perpetrar sus crímenes, para luego morir familiarmente 
          como un anciano en Brasil, evidencia de una enorme conspiración 
          para la impunidad.
    A 
          pesar de todo ello, muchas de las víctimas o sus descendientes 
          quedaron inconformes con la forma de la muerte, e incluso con la veracidad 
          de la misma. "La muerte de Mengele no se condice con el sentido 
          de justicia. Si pensamos que murió, quisiéramos que haya 
          muerto de cáncer u otra enfermedad, muy lentamente, órgano 
          por órgano, y sólo luego de una muy larga y dolorosa agonía. 
          Sin embargo, y aunque hubiera estado consciente durante el ataque cardíaco, 
          su muerte se habría consumado en sólo dos o tres minutos. 
          La muerte fue terriblemente benévola con él, e injusta 
          con nosotros" (Michael Rosembaum). 
    La 
          doctora Gissela Weird, sobreviviente de Auschwitz, quien hizo sus estudios 
          de medicina en la Alemania de preguerra, afirmó: "Sé 
          que todos los estudiantes de medicina realizan el juramento de Hipócrates. 
          Es como una página de la Biblia que Mengele ensució". 
          De hecho, alguna vez Mengele pronunció las palabras sagradas 
          del juramento hipocrático: "Si cumplo acabadamente con 
          este juramento, ganaré para siempre reputación entre los 
          hombres, por mi vida y mi arte. Si lo transgredo, que lo opuesto recaiga 
          sobre mí". En cierta forma, su juramento se ha cumplido: 
          el Ángel de la Muerte, demonio-médico de Auschwitz, es 
          un sinónimo universal de muerte y genocidio.
 
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