viernes, 29 de noviembre de 2013

Lugares tan misteriosos como el Triángulo de las Bermudas

Bermuda-Triangle
Todos hemos escuchado los cuentos sobre el Triángulo de las Bermudas y los misterios que lo rodean, pero este no es el único lugar del mundo conocido por los extraños sucesos a su alrededor:
La Anomalía Sur Atlántica
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Esta sería la versión espacial del Triángulo de las Bermudas. Se trata de un área cercana a la costa de Brasil responsable por numerosos problemas con satélites y equipos espaciales. Es tanto así que el Telescopio Hubble es apagado automáticamente para no detectar nada cuando pasa por la Anomalía y la Estación Espacial Internacional evita programar exploraciones cuando pasa sobre ella.
No sólo eso, sino que algunos astronautas reportan haber visto “estrellas fugaces” en su campo de visión cuando pasan por allí.
Se cree que lo que lo causa podrían ser altos niveles de radiación que se acumulan en la zona, pero los científicos no están en verdad seguros de por qué o cómo.
- El Lago Anjikuni
Colville-River-Alaska-1901-USGS
Ya se sabía de algunas desapariciones de personas en este Lago canadiense, pero el caso más fascinante es el de toda una aldea desaparecida.
En noviembre de 1930 el explorador Joe Labelle estaba buscando refugio para la noche. Labelle conocía la zona y la aldea Inuit que ahí estaba, cuya población era – dependiendo de quién lo diga – entre 30 a 2000 personas. Al llegar, se dio cuenta que los aldeanos no estaban por ningún lado pero todo, incluyendo su comida y sus rifles se había quedado atrás.
Una investigación al respecto empezó y se descubrió que en el cementerio de la aldea al menos una tumba había sido abierta, no por animales, y vaciada. Además, a unos 100 metros de la aldea los cuerpos de 7 perros de trineo fueron encontrados muertos de hambre. Algunas versiones dicen incluso que se veían luces muy raras encima del Lago alrededor de la fecha en que desaparecieron los aldeanos, pero la verdad es que hasta ahora nadie sabe qué chucha pasó ahí.
- El Triángulo del Dragón
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Así como el Triángulo de las Bermudas, este se encuentra en un área del Océano Pacífico cercana a la costa de Japón y ha sido testigo de múltiples desapariciones, anomalías magnéticas, luces y objetos voladores inexplicables. El área es incluso considerada un peligro para las autoridades pesqueras japonesas.
Una de sus historias es que en 1952 el gobierno japonés envió un equipo de exploración en un barco llamado el Kaio Maru No. 5 para investigar los misterios del Triángulo del Dragón. Por supuesto, el Kaio Maru No. 5 y su tripulación de 31 personas nunca fue visto de nuevo.
- El Triángulo de Michigan
Otro triángulo misterioso, pero este está en Estados Unidos, en el centro del Lago Michigan. 
En 1937 el capitán George R. Donner del buque O.M. McFarland tuvo que pasar por el triángulo en la vía a Port Washington, Wisconsin. Según la historia, estaba exhausto y se retiró a su cabina, dejando al segundo a mando a cargo de despertarlo cuando se acercaran a destino. Después de unas tres horas, cuando el segundo a cargo fue a hacerlo, Donner no estaba en su cabina. El barco fue registrado por completo y nunca nadie lo encontró.
Otra historia es que en junio de 1950 un avión con 58 pasajeros cambió su curso por un bache de mal tiempo y pasó por el Lago Michigan. A la medianoche el piloto pidió permiso para disminuir la altitud del avión sin especificar por qué. Su pedido fue rechazado y esa fue la última vez que se supo del avión, piloto y pasajeros. Su última posición conocida era sobre el Triángulo de Michigan.
Todavía hasta hoy hay un operativo de búsqueda anual tratando de encontrar los restos del avión o al menos de los pasajeros pero nada ha sido encontrado.
¿Qué podrá ser la causa de todo esto?

Se Feliz.

martes, 26 de noviembre de 2013

Un poema en latín que nadie se atrevió a traducir en 20 siglos


 Cayo Valerio Catulo (siglo I a.C.) fue un poeta latino de la época republicana. Las obras que se conservan de Catulo son 116 poesías, en las que se mezclan poemas líricos, poesías amorosas, otras dirigidas a amigos o enemigos, improvisaciones ingeniosas, anécdotas, sátiras y… un poema que nadie se atrevió a traducir en 20 siglos.

El poema en cuestión es Carmen 16: escrito en endecasílabos (11 sílabas) y como respuesta a las críticas de Furio y Aurelio que consideraban su poesía muy blanda, propia de una nenita. Este poema fue considerado tan obsceno que la traducción al inglés no se publicó hasta el siglo XX y su primera línea – Pedicabo ego vos et irrumabo – se consideró como “una de las expresiones más sucia jamás escrita en cualquier idioma“.
Pedicabo ego vos et irrumabo,
Aureli pathice et cinaede Furi,
qui me ex versiculis meis putastis,
quod sunt molliculi, parum pudicum.
Nam castum esse decet pium poetam
ipsum, versiculos nihil necesse est;
qui tum denique habent salem ac leporem,
si sunt molliculi ac parum pudici,
et quod pruriat incitare possunt,
non dico pueris, sed his pilosis
qui duros nequeunt movere lumbos.
Vos, quod milia multa basiorum
legistis, male me marem putatis?
Pedicabo ego vos et irrumabo.
 Traducción del poeta Luis Antonio de Villena

Os joderé y me la chuparéis,
 bujarrón Aurelio y marica Furio,
 que me habéis creido poco decente porque mis versos son voluptuosos.
 Pues el buen poeta debe ser casto,
 pero no sus versos que no lo necesitan.
 Que estos sólo tienen sal y encanto,
 si son algo voluptuosos y poco púdicos
 y si pueden encender los ánimos,
no diré yo de los muchachos,
sino de esos velludos varones
 que no menean ya sus duros lomos.
 ¿Y vosotros, porque leísteis tantos miles de besos
 me juzgáis poco hombre?
Os joderé y me la chuparéis.

Se Feliz.

jueves, 14 de noviembre de 2013

La “Maldición” De Los Kennedy


 La “maldición” de los Kennedy no es más que una trágica sucesion de desdichas que ha afectado al clan político más célebre de EE.UU. desde hace casi 70 años creando una especie de mito imparable, envuelto por el irresistible halo que rodea a esa dinastía.


El asesinato del presidente estadounidense John Fitzgerald Kennedy el 22 de noviembre de 1963 es, sin duda, el núcleo de toda esa pesadilla familiar.
Su muerte a los 46 años se produjo ante los ojos del público cuando fue tiroteado en la ciudad de Dallas (Texas) mientras se trasladaba en una limusina presidencial descapotable y saludaba a la multitud en compañía de su esposa Jacqueline.
Ese momento, que dio origen a decenas de teorías conspirativas -a lo que contribuyó la muerte de su asesino, Lee Harvey Oswald, dos días después- fue capturado para la posteridad gracias a las imágenes grabadas por el transeúnte Abraham Zapruder, que ayudaron a convertir el suceso en un hecho icónico.
El 6 de junio de 1968, la historia se repitió y Robert Kennedy, a punto de proclamarse candidato oficial demócrata a la Casa Blanca tras ganar las primarias de California, fue tiroteado por el palestino Sirhan Bishara Sirhan en uno de los salones del Hotel Ambassador, de Los Ángeles.
“Bobby”, la mano derecha de JFK, estaba llamado a seguir su estela. Su meteórica ascensión en política, en donde llegó a ser Fiscal General desde 1961 a 1964 y senador por Nueva York desde 1965, tenía un claro fin: la presidencia del país. Su sueño se truncó a los 42 años.
Dos de sus once hijos se vieron envueltos en sucesos trágicos.
David falleció el 25 de abril de 1984, a los 28 años, por una sobredosis de cocaína y analgésicos en un hotel de Palm Beach (Florida), mientras que Michael sufrió un accidente mortal en una pista de esquí, en Aspen (Colorado), el 31 de diciembre de 1997, a los 39 años.
Incluso Ted Kennedy (hermano menor de JFK), antes de su fallecimiento en 2009, estuvo involucrado en un accidente de avión el 19 de junio de 1964 en donde murieron uno de sus ayudantes y el piloto, y repitió susto un lustro después, el 18 de julio de 1969, cuando el coche que conducía se precipitó por un puente de la isla Chappaquiddick.
Entonces murió la secretaria que le acompañaba, Mary Jo Kopechne.
Aquello provocó que Kennedy se preguntara frente a las cámaras de televisión si “algún tipo de maldición realmente se cierne sobre todos los Kennedy”.
Para remontarse a la primera de estas muertes prematuras que azotaron a la familia hay que retroceder hasta el 12 de agosto de 1944, cuando Joseph Kennedy Jr., el hermano mayor de JFK, falleció a los 29 años tras la explosión del bombardero B-24 con el que surcaba los cielos de Suffolk (Inglaterra) durante la II Guerra Mundial.
Cuatro años después, el 13 de mayo de 1948, fue Kathleen Cavendish, hermana de JFK, la que pereció en otro accidente aeronáutico en Saint-Bauzile (Francia) a los 28 años.
Las pérdidas notables más recientes fueron las de John F. Kennedy Jr., hijo de JFK, que el 16 de julio de 1999, con 38 años, perdió el control de la avioneta que pilotaba camino a la exclusiva isla de Martha’s Vineyard (Massachusetts), y la de Mary Kennedy, exmujer del activista Robert Kennedy Jr., sobrino de JFK, el 16 de mayo del año pasado tras un aparente suicidio.
Son 70 años de desgracias, aunque, extraoficialmente, hay incluso quien retrocede al 30 de septiembre de 1933 para dar con la génesis de la “maldición”, ya que John Harold Kennedy, un supuesto tío de JFK, fue asesinado en Sao Luis (Brasil) a los 31 años cuando trabajaba como contable de una empresa estadounidense que controlaba los servicios de agua y energía eléctrica de la ciudad

viernes, 8 de noviembre de 2013

Leviatán – Amo Demonio de Los Océanos


Considerado como uno de los “Siete Príncipes del Infierno”, Leviatán es para muchos interpretes una forma simbólica del mismo Satanás. Él es el “Dragón que está en el mar” del que habló el profeta Isaías , la Serpiente Antigua, el terrible “Amo Demonio de los Océanos” referido en el Diccionario Infernal de Collin de Plancy…
Leviatán (לִוְיָתָן: “torneado”, “en espiral”; pronunciado como “Livyatan” en hebreo estándar y como “Liwyatan” en hebreo tiberiano), asociado y a veces hasta visto como un sinónimo del mismo Satanás, es también una bestia marina del Antiguo Testamento y de la tradición judía. Pese a que en hebreo moderno su nombre simplemente significa “ballena” y pese a ser considerado una mera bestia bíblica por ciertos intérpretes, “Leviatán” ha sido y será siempre un nombre que en el imaginario popular y en la mente de algunos expertos traiga consigo cuestiones relacionadas con El Mal y los demonios.
En el Cristianismo, Leviatán es usualmente considerado como una forma de Satanás, asociación que en gran parte se debe a que la expresión “serpiente antigua” se vincula con ambos nombres.
Algunos intérpretes han sugerido que Leviatán es un símbolo de la Humanidad que se opone a Dios; en este lineamiento teórico, también han dicho que las bestias del Libro de Daniel y del Apocalipsis son en realidad seres metafóricos.
Por otra parte y en base a muchos pasajes del Antiguo Testamento, Leviatán ha pasado a ser una representación de las naciones —Asiria y Egipto, por ejemplo— en guerra contra Israel, por lo que en un segundo plano simbólico Leviatán podría representar al Demonio al poderse interpretar a Israel como el Pueblo de Dios.
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Leviatán en la Biblia
El nombre “Leviatán” aparece varias ocasiones dentro de la Biblia:
  • Isaías 27:1: Este pasaje, al ser vinculado con la descripción que el Génesis hace de Satanás como una serpiente tentadora, ha sido en gran parte el que ha dado origen a la figura del Demonio como el Gran Dragón, como la Gran Serpiente, como Leviatán…En efecto, a diferencia de otros pasajes bíblicos en que “Leviatán” parece ser solo el nombre con el que se alude a una gran bestia, aquí sí resulta claro que alude al Demonio (al menos simbólicamente), sobre todo teniendo en cuenta que el contexto del pasaje bíblico es un contexto apocalíptico. Por ello sirve citar no solamente Isaías 27:1 sino también Isaías 26:21. Citando ambos pasajes (que en la biblia está uno luego del otro) se tiene este texto revelador: ‹‹Porque el Señor sale de su morada/para pedir cuenta de su iniquidad/a los habitantes de la tierra:/la tierra pondrá al descubierto la sangre derramada/y ya no cubrirá a sus muertos./Aquel día, el Señor castigará con su espada bien templada,/a Leviatán, la Serpiente huidiza,/a Leviatán, la Serpiente tortuosa,/y matará al Dragón que está en el mar.››
  • Salmos 74: 13, 14 y Salmos 104: 25, 26: En el primer pasaje se habla de que el Señor aplastó las cabezas de Leviatán y se las dio de alimento a las fieras del desierto, mientras que en el segundo se dice que creó al Leviatán para jugar con él y se presenta al Leviatán como una bestia marina. Hay quienes han interpretado que el primer pasaje alude a Leviatán como el Demonio pero aquello carece de sentido si se tiene en cuenta que, a diferencia de en el texto de Isaías, en Salmos 74: 13, 14 el Señor ya ha aplastado las cabezas de Leviatán, ya lo ha derrotado, siendo que supuestamente —y en concordancia con el Nuevo Testamento— es en el Día del Juicio (tal y como sale en Isaías) cuando el Demonio será definitivamente derrotado. Ahora, el pasaje de Isaías también se puede interpretar como una referencia a lo que será (aún no ocurría en tiempos de Isaías) la liberación de los israelitas en Egipto; y, partiendo de eso, la interpretación que se ha hecho de Salmos 74: 13, 14 sería coherente con Isaías en tanto que se habría escrito luego de acontecida la liberación de los israelitas en Egipto; ya que, según se ve en el libro del profeta Ezequiel, a Faraón se lo nombra como un gran monstruo marino tendido en el Nilo, monstruo que será abandonado a las bestias y les servirá como alimento, tal y como luego el Salmo 74: 13, 14 muestra que se cumplió. De ese modo queda claro como las interpretaciones concuerdan si se ve los pasajes como aludiendo al hecho histórico del éxodo israelita; mas, si se intenta ver a los pasajes como aludiendo a la derrota del Demonio, la interpretación solo funciona con el texto de Isaías y resulta forzada en el caso de los Salmos. Por otra parte, en lo que respecta a Salmos 104: 25, 26, a Leviatán allí simplemente se le nombra como monstruo marino, no tiene sentido postular que represente al Demonio antes de pelearse con Dios ya que ese “Leviatán que tu formaste para jugar con él” va precedido de un “Allí está el mar, grande y dilatado, donde se agitan, en número incontable, animales grandes y pequeños” y, por ende, el contexto indica con toda claridad que Leviatán es solo una bestia entre todos esos animales “grandes y pequeños”.
  • Job 41: Algunos eruditos han dicho que el extenso pasaje de Job alude al cocodrilo, lo cual en primera instancia parecería tener sentido si tenemos en cuenta que el Leviatán de Job habita en el agua, tiene escamas, piel dura e hileras de colmillos. No obstante, incluso en una versión bíblica tan actual como la Reina Valera 2000, el Leviatán de Job es presentado como un ser que no puede vencerse con armas humanas, que su sola visión espanta, que es rey entre los soberbios y que escupe fuego. Entonces: ¿existe alguna especie de cocodrilo que escupa fuego? Evidentemente no, de allí que haya tenido tanto sentido la interpretación hasta hoy vigente de que la bestia referida por Job es el Leviatán-demonio que todos conocemos, un ser terrible de cuya boca “salen hachas de fuego, centellas de fuego proceden” (Job: 41:19, Reina Valera 2000).
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Leviatán en la tradición judía
Textos como el AvodaZara o el MoedKatan (ambos pertenecientes al Talmud) contienen pasajes vinculados a una leyenda judía en la
cual luego del Armagedón habrá un banquete donde solo entrarán “los justos”, un banquete en el que, bajo un gran lugar cuyo techo estará cubierto elegantemente por la piel del Leviatán, se comerá la carne de tres bestias míticas: el Leviatán (bestia marina), el Behemoth (bestia terrestre) y el Ziz (bestia aérea, ave gigante).
Vinculado a lo anterior, en el festival judío de Sucot existe un rezo en que al final el celebrante dice: “así pueda yo tener mérito en el año que viene para morar en el sukkah de la piel de Leviatán. El año próximo en Jerusalén”. Otro ejemplo aún más representativo es el del festival del Akmadut, festival donde se canta un himno en el que dice: “Leviatán y el buey Behemoth… Se engancharán el uno con el otro y comenzarán el combate, con sus cuernos, el Behemoth corneará con fuerza; el pez [Leviatán] saltará para confrontarlo con sus aletas, con poder. Su creador se les aproximará con su espada poderosa [y los matará a ambos]” y “…[…]…de la hermosa piel del Leviatán, Dios construirá los pabellones para abrigar al honrado, que comerá la carne del Behemoth [buey] y el Leviatán en medio de gran gozo y alegría, en un enorme banquete que será dado para ellos.”
En cierta línea de la tradición judía se cree que el Leviatán era un dragón andrógino que sedujo a Adán en su forma femenina y a Eva en su forma masculina.
Ciertos eruditos han dicho que el Leviatán, Behemoth y Ziz deben ser interpretados respectivamente como símbolos del agua, la tierra y el aire.
Por último, el Libro de Enoc (apócrifo para los católicos) nos presenta a Leviatán y a Behemoth como seres cuya descripción parece haber inspirado las interpretaciones de los eruditos que antes fueron mencionados. Dice el Libro de Enoc: ‹‹Y en ese día se separarán dos monstruos, una hembra llamada Leviatán, que morará en el abismo sobre donde manan las aguas, y un macho llamado Behemot, y ocupará con sus pechos un desierto inmenso llamado Dandain››
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El demonio Leviatán
Se cree que, antes de caer, Leviatán pertenecía a la orden de los Serafines, la primera jerarquía angélica de entre las nueve existentes. Así, Leviatán habría estado entre los “ángeles de la caridad”, entre los seres que están más cerca del Padre y que pasan la eternidad contemplando y disfrutando la belleza del Todopoderoso y cantándole a su gloria sempiterna mientras esparcen sus rayos de amor sobre la Creación.
En la demonología medieval algunos creían que Leviatán era un demonio acuático que intentaba tomar posesión de las almas y que resultaba muy difícil de expulsar mediante el rito exorcista. Otros simplemente lo veían como una imagen de Satanás.
Para Santo Tomás de Aquino, Leviatán era el demonio de la envidia y, de entre todos los habitantes del Averno, él era el primero en encargarse de castigar a los envidiosos.
Según el jesuita Peter Binsfeld, Leviatán es, dentro de los siete príncipes del infierno, el que representa[1] el pecado capital de los celos. Al menos así lo describe dentro de su De confessionibus maleficorum et sagarum, libro que es uno de los pilares de la demonología renacentista (fue publicado en 1589).
Más tarde, Sebastían Midhaelis habría de dividir a la elite de los demonios en tres categorías, poniendo ocho demonios en la primera, cinco en la segunda y tres en la tercera. Allí Leviatán sería situado en la primera categoría como un demonio caracterizado por atacar las creencias religiosas, por inducir al paganismo, al ateísmo, al escepticismo arreligioso…
Dentro de todo lo que se ha dicho sobre Leviatán hay algo de suma importancia en tanto que supuestamente fue dicho por un demonio…De esto nos habló el Padre Sebastien Michaelis en sus escritos sobre el caso de posesión de la hermana Madeleine, acaecido en 1647 dentro del convento de Louviers en Aix-en-Provence. Ahí, Sebastien Michaelis nos cuenta que, en el contexto de los exorcismos, el demonio Bablerith (uno de los tantos demonios que poseían a la monja de dieciocho años) soltó los nombres de los otros demonios que poseían a la monja, dentro de los cuales estaba Leviatán, demonio que, según dijo Balberith, tendría de enemigo especial a San Pedro, se encargaría de incitar a los hombres a cometer sacrilegios y sería el gran enemigo de los santos.
Ya casi dentro de lo que es la actual demonología, en su Diccionario Infernal publicado en 1863, Collin de Plancy nos presentará al alto mando infernal dividido en cinco grupos: el primero, de príncipes y altas dignidades; el segundo, el de los llamados “ministros de despacho”; el tercero, el de embajadores; el cuarto, el de los encargados de impartir la justicia en el infierno; y el quinto, el de los encargados de las distintas funciones dentro de la gran mansión llamada “Casa de los Príncipes”. Dentro de todas esas divisiones Leviatán se encuentra en el grupo de los ministros de despacho y ocupa la función de Gran Almirante, dirigiendo la Armada del Infierno y siendo así mismo el “Amo Demonio de los Océanos” y el “Rey de las Bestias”, títulos de los cuales el primero comporta la cualidad de que Leviatán no puede ser lastimado por arma humana alguna cuando se materializa.
Finalmente, de acuerdo a La Biblia Satánica de Antón Szandor LaVey, Leviatán es, dentro de los llamados “Cuatro Príncipes de la Corona del Infierno”[2], aquel que representa al elemento del agua y gobierna el Oeste en el infierno y en la Tierra (en tanto zona que sufre influencias demoníacas). Al pertenecerle el elemento del agua, Leviatán es asociado con la vida y la creación y, en el marco de los rituales satánicos, se lo representa con un cáliz. La Iglesia de Satanás usa, para representar a Leviatán, las cinco letras hebreas de “לִוְיָתָן” dispuestas en las cinco puntas del Sello de Baphomet. Las letras deben ser leídas en orden de las manecillas del reloj, comenzando desde la que está en la punta que señala hacia el sur: el nombre se lee como “LVITHN” y significa “Leviatán”.

lunes, 4 de noviembre de 2013

El faraón Tutankamón pudo morir atropellado

Los británicos creen haber resuelto el misterio que durante milenios ha rodeado la muerte del faraón egipcio más famoso, Tutankamón, quien pudo haber fallecido a la edad de 19 años arrollado por un carruaje.
Esa es la conclusión a la que llega un estudio de la “Egypt Exploration Society”, cuyo contenido completo será revelado el próximo domingo en un documental de la cadena de televisión británica Channel 4.
La investigación revela que los restos del llamado “faraón niño” presentan heridas similares a las que podría producir una colisión con un carruaje, según ha adelantado a los medios el director de esa sociedad, Chris Naunton.
El científico también cree que la momificación de Tutankamón resultó fallida, a juzgar por las evidencias de carne carbonizada halladas en un examen forense de sus huesos realizado por el antropólogo Robert Connolly en la Universidad de Liverpool en 1969.
Howard Carter, descubridor de la tumba en 1922, y su mecenas Lord Carnarvon ya advirtieron entonces de que el cuerpo del faraón presentaba misteriosas señales de quemaduras, extremo confirmado por Connolly en sus pesquisas.
El antropólogo también logró determinar a través de pruebas químicas que la carbonización de la carne se produjo dentro del sarcófago cuando los aceites de embalsamar entraron en combustión por el contacto con el oxígeno y las telas.
Esta reacción sometió el cadáver de Tutankamón a temperaturas superiores a los 200 grados centígrados y explica, en parte, otro de los misterios que han rodeado al faraón: es el único que fue encontrado sin su corazón.
Con todas estas pruebas sobre la mesa, Naunton ha trabajado con el Instituto Forense Cranfield para llevar a cabo una “autopsia virtual” y volver a analizar los traumatismos que presenta la momia.
Las heridas de Tutankamón han sido comparadas en un escenario simulado por ordenador con las que provocarían el impacto de un carruaje.
El resultado apunta a que el vehículo chocó contra el faraón mientras se encontraba de rodillas, lo que aplastó su pelvis y empotró las costillas contra los órganos vitales.
“La carbonización y la posibilidad de que la momificación fallida provocase la combustión espontánea del cuerpo poco después del entierro es algo totalmente inesperado, algo así como una revelación”, ha declarado Chris Naunton.
Tutankamón, de la dinastía XVIII, reinó en Egipto durante un corto periodo de la primera mitad del siglo 1.300 a.C y lo más relevante de su mandato fue la devolución de la influencia y el poder a los sacerdotes de Amón, tras la experiencia monoteísta de Akenatón.
No obstante, siempre será recordado por su supuesta maldición, la que también dice que contribuyó a la muerte repentina en El Cairo de Lord Carnarvon. EFE