
A 199 años del Grito de Dolores, que 
marca el inicio del acontecimiento histórico, aún hay algunos episodios 
poco transitados —otros han sido olvidados y otros omitidos— por la 
historia oficial y que, algunos, darán de que hablar en el marco de los 
200 años del México independiente.
Asómate a este paseo por el lado oscuro de la Independencia.
El padre de la patria
Sus principales virtudes como 
organizador de masas no eran militares, sino parte de su carácter: su 
simpatía y su inteligencia.La personalidad del cura Miguel Hidalgo y 
Costilla era arrasadora, sostienen sus biógrafos. La madrugada del 16 de
 septiembre de 1810, el cura congregó a unos 600 hombres en Dolores y se
 convirtió para la historia en el “Padre de la Patria”.
 Pero
 este sacerdote nacido en 1753, en Pénjamo, y luego jefe del Ejército 
Insurgente, no se estrenaba en la paternidad. Miguel Gregorio Antonio 
Ignacio Hidalgo y Costilla Gallaga Mandarte, nombre completo del 
insurgente, procreó cinco hijos: Mariano Lino, María Josefa, Micaela, 
Agustina y Joaquín, a quiénes reconoció.El hecho, aunque prohibido por 
el Derecho Canónico, podría ser socialmente aceptado en esa época. En 
1985, al cumplirse 175 años de la Independencia, el Gobierno de 
Guanajuato reconoció a los hermanos Rodrigo, Enedina, Mercedes, María, 
María Dolores, Germán, María Esther, Víctor y Esperanza Vázquez Mendoza 
como la quinta generación de descendientes directos del “Padre de la 
Patria”. Hoy sobreviven tres: Mercedes, María Esther y Esperanza.
Pero
 este sacerdote nacido en 1753, en Pénjamo, y luego jefe del Ejército 
Insurgente, no se estrenaba en la paternidad. Miguel Gregorio Antonio 
Ignacio Hidalgo y Costilla Gallaga Mandarte, nombre completo del 
insurgente, procreó cinco hijos: Mariano Lino, María Josefa, Micaela, 
Agustina y Joaquín, a quiénes reconoció.El hecho, aunque prohibido por 
el Derecho Canónico, podría ser socialmente aceptado en esa época. En 
1985, al cumplirse 175 años de la Independencia, el Gobierno de 
Guanajuato reconoció a los hermanos Rodrigo, Enedina, Mercedes, María, 
María Dolores, Germán, María Esther, Víctor y Esperanza Vázquez Mendoza 
como la quinta generación de descendientes directos del “Padre de la 
Patria”. Hoy sobreviven tres: Mercedes, María Esther y Esperanza.
¡Viva Fernando VII? … ¿EL REY DE ESPAÑA?
 
El Grito de Dolores es considerado el 
punto de arranque de la Independencia de México del dominio español y 
cada 15 de septiembre se escucha en todo el País. Sin embargo, el grito 
en su versión original poco tiene que ver con el actual –más 
nacionalista- y mucho tiene que ver con loas al entonces Rey de España: 
“¡Viva la Virgen de Guadalupe! ¡Abajo el mal gobierno! ¡Viva Fernando 
VII!”, gritó Hidalgo a proclamar la insurrección, que sería apagada 
pocos meses después.
¿Por qué gritó a favor de una monarquía 
de la que quería independizarse? Los historiadores consideran que era su
 manera de manifestar su descontento con la invasión napoleónica en 
España, que había iniciado en 1808.
Fiesta y grito por decreto
El origen de los festejos del Grito de 
Dolores el 15 de septiembre y no el 16, día en que ocurrió realmente, se
 remonta a la dictadura de Porfirio Díaz. El oaxaqueño, también conocido
 como el “Llorón de Icamole”, nació el 15 de septiembre de 1830, y 
decidió juntar los festejos. En 1896, ya en pleno porfiriato, mandó 
trasladar la Campana de Dolores a Palacio Nacional y decretó que la 
Independencia coincidiera con su cumpleaños. Aunque antes de que Díaz 
adelantara el Grito de Independencia era frecuente ver verbenas 
populares desde el 15, después de la caída del porfiriato por la 
Revolución Mexicana, se mantuvo la celebración.

Fray Servando Teresa de Mier fue uno de los ideólogos de la Independencia, arengó contra la dominación española en cualquier tribuna y combatió a las tropas realistas sin descanso, pero a pesar de que murió en Palacio Nacional, los restos de Fray Servando Teresa de Mier no han encontrado la paz de los sepulcros.
Fallecido en 1827, Padre Mier fue enterrado con honores en la Parroquia de Santo Domingo, de la Ciudad de México. Pero en 1861, al término de la Guerra de Reforma, el templo fue demolido. La momia de Padre Mier, junto con otras 12, fue exhumada y exhibida como un cuerpo víctima de la Inquisición.

Unos dicen que la momia del “Primer 
Regiomontano Universal” fue vendida a un aventurero que la llevó a 
Buenos Aires, otros a Europa, lo cierto es que hasta ahora se desconoce 
su paradero.
Su historia, de fugas y extravíos, ha inspirado a muchos escritores 
como el cubano Reinaldo Arenas quien la noveló en “El Mundo Alucinante”.
Y el reconocimiento 15 años despues…
Aunque en México la Independencia se 
consumó en 1821, al otro lado del Atlántico, el País no adquirió su 
soberanía como Estado hasta 15 años después.

Y es que España no reconoció la 
Independencia hasta 1836, e incluso en varias ocasiones intentó 
recuperar sus antiguos dominios. En 1829, la ofensiva española, a sangre
 y fuego se jugó su carta más arriesgada cuando lanzó 4 mil hombres a 
bordo de 19 embarcaciones a la costa cerca de Tampico.Pero las tropas 
monarquistas fueron derrotadas por un militar que luego llegaría a ser 
Presidente y perdería territorio mexicano ante otra potencia. Su nombre:
 Antonio López de Santa Anna.En 1836, la reina María Cristina, viuda de 
Fernando VII, en representación de su hija Isabel II, reconoció la 
independencia de México y renunció a sus bienes en el País.
Un olvidado precursor
 
Inspirado por las ideas de libertad y 
antimonárquicas de la Ilustración francesa, un grupo de conspiradores 
encabezados por un diácono, nativo de Sayula, llamado Juan Antonio 
Montenegro, fue denunciado al Santo Oficio el 4 de octubre de 
1793.Aunque en esos momentos no prosperó su proceso, casi un año más 
tarde, Montenegro fue llevado ante la Inquisición. Se le acusaba de 
tener un plan de buscar la Independencia de la corona española y 
difundir ideas antimonárquicas.

Ese año, obtuvo la borla de doctor en 
Teología en la Real y Literaria Universidad de Guadalajara. Pasó un año 
en prisión, abjuró de lo dicho y luego fue confinado al colegio de la 
Santa Cruz en Querétaro y en la Ciudad de México.
Murio en 1833, aunque otros biógrafos dicen que fue en 1834 y otros que en 1837.
 
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