martes, 19 de junio de 2012

Lázaro Cárdenas


(Lázaro Cárdenas y del Río) Presidente de México (Jiquilpán, 1891 - Ciudad de México, 1970). Procedente de una familia indígena muy modesta, apenas recibió una educación elemental.
En 1914 se unió a la Revolución mexicana (que había estallado cuatro años antes), dando comienzo a una carrera militar en la que ascendería con rapidez (diez años más tarde era general de brigada).
Lázaro Cárdenas saltó a la política bajo la protección de otro militar revolucionario, el presidente Calles: fue gobernador de Michoacán (1928), ministro del Interior (1930-32) y ministro de la Guerra (1932-34). En 1934 ganó las elecciones presidenciales, siempre bajo la protección de Calles, que seguía ejerciendo gran influencia en la vida política mexicana; pero, una vez en el poder, se emancipó de su tutela y adoptó una línea política propia, más inclinada hacia la izquierda. Incluso expulsó del país a su antiguo protector, que hubo de exiliarse en Estados Unidos (1936).
Cárdenas ejerció la presidencia entre 1934 y 1940. Creó el Partido Revolucionario Mexicano (que es el antecedente del actual PRI), en el cual se integraron un amplio espectro de reformistas y progresistas: comunistas y socialistas, liberales radicales, la Confederación de Trabajadores Mexicanos y la Confederación Nacional de Campesinos.
Bajo el lema «México para los mexicanos», Cárdenas llevó adelante una política de nacionalizaciones, especialmente trascendente por lo que respecta al petróleo; ello le enfrentó con Estados Unidos y le obligó a buscar compradores en Alemania. También se ocupó de proteger a la población indígena, impulsó la reforma agraria, combatió el latifundismo, nacionalizó los ferrocarriles y estableció una enseñanza pública laica, gratuita y obligatoria.
En definitiva, todo un giro socializante del México posrevolucionario, que hay que situar en el contexto de la depresión económica mundial de los años treinta y el New Deal de Franklin Roosevelt en Estados Unidos; en la lucha contra el fascismo ascendente de aquella época, fue significativa su acogida a los refugiados republicanos españoles que, perdida la Guerra Civil en 1939, huían del régimen de Franco.
El sexenio de Cárdenas, en resumen, fue un periodo de estabilidad política que legó a la posteridad avances significativos en materia de educación y obras públicas. Cárdenas dejó la presidencia en 1940, pero no la vida política: promovió la candidatura de Manuel Ávila Camacho para sucederle, y él mismo aceptó ejercer como ministro de la Guerra en 1942-45. También colaboró con el presidente Adolfo López Mateos (1961).

Se ha dicho que en la sucesión presidencial de 1940 al irse perfilando como probable ganador el principal candidato opositor Juan Andrew Almazán, Cárdenas favoreció el triunfo del candidato de PRI, Manuel Ávila Camacho, forzando el resultado electoral.
Siendo Ávila Camacho presidente de la república, desempeñó el cargo de Secretario de Defensa hasta el año 1945.
A menudo se dice que Lázaro Cárdenas fue el único presidente asociado al PRI que no se sirvió de su cargo para enriquecerse. Se retiró a una modesta vivienda cerca del Lago Pátzcuaro y trabajó el resto de su vida supervisando proyectos de riego y promoviendo clínicas gratuitas y educación para los más desposeídos. Siguió comentando asuntos de política internacional y abogando por los derechos humanos y el fortalecimiento de la democracia en Latinoamérica






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