jueves, 30 de octubre de 2014

El Incidente del Paso Dyatlov

A fines de enero de 1959 un grupo de diez esquiadores rusos, liderado por Igor Diatlov se embarcó en una expedición por los montes Urales en Rusia con el objetivo de llegar hasta Otorten, una montaña 10 kilómetros al norte de donde empezaba su ruta.
Todos los miembros tenían experiencia en viajes largos en esquí y expediciones de montaña, y a pesar de lo difícil de la aventura, la emprendieron sin problema.
Dos días después de empezar la ruta y tras haber pasado Vizhai, el último asentamiento habitado en la ruta, uno de los miembros, Yuri Yudin, tuvo que regresar a Ekaterimburgo por una enfermedad, dejando el grupo de nueve personas. Igor Dyatlov, el líder del grupo, debía enviar un telegrama a las familias de los demás esquiadores cuando regresasen a Vizhai el 12 de febrero.
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Algunos de los montañeros fallecidos
 El tema es que pasado el 12 de febrero sin recibir ninguna noticia de los esquiadores, las familias pidieron que se organizara una operación de rescate. Tras seis días de búsqueda los rescatistas consiguieron el lugar donde estaban acampados los desaparecidos.
Su carpa estaba rota y habían huellas conduciendo a los bosques cercanos. Una vez ahí, se encontró primero los cuerpos de dos de los esquiadores, ambos descalzos y en ropa interior – cosa ya lo suficientemente rara considerando que la temperatura media estaba en – 30 grados centígrados en la zona. Por lo visto intentaron trepar por un árbol que cedió e hizo que cayeran al suelo, lo que explica por qué se encontró sangre y carne humana en el árbol.
A 400 metros se encontraron los cuerpos de otros tres esquiadores y según su posición parecía que hubiesen muerto tratando de volver al campamento. Uno de ellos, Igor, tenía una rama en la mano y con la otra se protegía o defendía de algo. Otro, Rustem Slobodin, tenía un hueco de 18 centímetros en el cráneo, por último, Zinaida Kolmogrova tenía el cuerpo de color anaranjado y el pelo con un tono grisáceo.
No todos cayeron en el mismo lugar, de hecho estaban separados entre sí por unos 1oo metros, y en cuanto a los 4 chicos restantes, estos no fueron encontrados hasta mayo.
Pero el misterio comienza justo ahí.
Después de examinar los cuerpos se descubrió que 5 de ellos tenían signos de muerte por hipotermia, pero los otros coincidían más con víctimas de un accidente de tránsito en el sentido de que no tenían heridas visibles, todo el daño era interno.
Era como si hubiesen sido atacados desde adentro.
El cuerpo de Nicolas Thibeaux-Brignolle tenía tremendos daños en el cráneo y al de Liudmila Dubidina le faltaban costillas y tenía la cabeza hacia atrás, por lo que se había roto el cuello. Además, le faltaba la lengua y su ropa indicaba altos índices de radiactividad. Alexander Zolotarev, por su parte, tenía fracturas en el pecho y le faltaban varios dientes, además su pelo era gris y parecía mucho más viejo de lo que era.
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Había pruebas de que el equipo tuvo que abandonar el campamento en la noche mientras dormían. Todos estaban vestidos parcialmente, algunos sólo tenían un zapato, otros estaban envueltos en recortes de ropa rasgada que parecían haber sido cortadas de los que ya estaban muertos.
Su carpa había sido desgarrada por dentro y en un principio se creyó que quizás los indígenas del pueblo Mansi que vivía en la zona los podría haber atacado, pero eso pronto se descartó porque se consideró que las lesiones no podían haber sido causadas por otro ser humano: La fuerza de los golpes había sido demasiado fuerte y había tejido blando que estaba intacto.
Entre las cosas que quedaron en la carpa había un “obmotki”, algo así como un cinturón para las botas y que según el sobreviviente, Yuri Yudin, no era de ninguno de los del grupo. Además, habían unos lentes de sol que normalmente usaban los militares para demostrar que eran parte del ejército de la URSS, pero que no pertenecían a ninguno de los alpinistas.
Un grupo de excursionistas a unos 50 kilómetros al sur del incidente dijeron que, en la noche en que se cree que ocurrió todo, habían visto raras bolas de color naranja en el cielo, al norte, probablemente en la dirección donde se encontraron los cuerpos.
El veredicto final fue que todos murieron a causa de una “desconocida fuerza irresistible” y debido a la ausencia de sospechosos, el caso quedó frío en 1959.
Por si fuera poco, en 1960 un avión con nueve personas se estrelló al sobrevolar esa misma montaña sin dejar un sólo sobreviviente y la caja negra no aportó absolutamente nada para la investigación.
El nuevo documental de Discovery Channel
El 2 de febrero de 1959 nueve universitarios rusos escalaron el Paso Dyatlov en las Montañas Urales de Rusia y esa fue la última vez que se les vio con vida. El caso fue muy discutido puesto que sus cuerpos fueron encontrados con múltiples fracturas y terribles heridas, a una de las chicas incluso le habían sacado los ojos y su lengua nunca fue encontrada.
En el momento de la tragedia se culpó a alguna “poderosa fuerza natural” pero ahora un documental que reexamina el caso afirma que podría haber sido el mítico Yeti el culpable de las muertes.
Las teorías respecto a la matanza abundan, dado que esta ocurrió durante la Guerra Fría incluso se ha especulado que los estudiantes fueron asesinados con algún arma soviética secreta o que fue alguna tribu indígena la responsable. Pero ahora este documental que saldrá el 1 de junio en Discovery Channel explora la posibilidad de que haya sido un Yeti el culpable.
Considerando que la existencia del Yeti ni siquiera ha sido confirmada, el culparlo de esto es algo arriesgado, pero hay algunos aspectos extraños de la masacre, según el explorador Mike Libecki que protagoniza el documental.
Por ejemplo, una de las tiendas de campaña fue acuchillada desde adentro y algunas de las víctimas fueron halladas sin ropa en clima bajo cero. Además, el gobierno ruso nunca hizo pública la autopsia ni varios detalles del caso.
Para explorar su teoría, Libecki contó con la ayuda del experto sobre Yetis Igor Burtsev, quien ha dedicado toda su vida a buscar esta criatura.
Burtsev afirma que tiene montones de evidencia que sugieren que la criatura existe en las montañas Urales y que se han reportado alrededor de 5000 avistamientos de este.

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