 
Considerado como uno de los “Siete 
Príncipes del Infierno”, Leviatán es para muchos interpretes una forma 
simbólica del mismo Satanás. Él es el “Dragón que está en el mar” del 
que habló el profeta Isaías , la Serpiente Antigua, el terrible “Amo 
Demonio de los Océanos” referido en el Diccionario Infernal de Collin de
 Plancy…
Leviatán (לִוְיָתָן: “torneado”, “en 
espiral”; pronunciado como “Livyatan” en hebreo estándar y como 
“Liwyatan” en hebreo tiberiano), asociado y a veces hasta visto como un 
sinónimo del mismo Satanás, es también una bestia marina del Antiguo 
Testamento y de la tradición judía. Pese a que en hebreo moderno su 
nombre simplemente significa “ballena” y pese a ser considerado una mera
 bestia bíblica por ciertos intérpretes, “Leviatán” ha sido y será 
siempre un nombre que en el imaginario popular y en la mente de algunos 
expertos traiga consigo cuestiones relacionadas con El Mal y los 
demonios.
En el Cristianismo, Leviatán es 
usualmente considerado como una forma de Satanás, asociación que en gran
 parte se debe a que la expresión “serpiente antigua” se vincula con 
ambos nombres.
Algunos intérpretes han sugerido que 
Leviatán es un símbolo de la Humanidad que se opone a Dios; en este 
lineamiento teórico, también han dicho que las bestias del Libro de 
Daniel y del Apocalipsis son en realidad seres metafóricos.
Por otra parte y en base a muchos 
pasajes del Antiguo Testamento, Leviatán ha pasado a ser una 
representación de las naciones —Asiria y Egipto, por ejemplo— en guerra 
contra Israel, por lo que en un segundo plano simbólico Leviatán podría 
representar al Demonio al poderse interpretar a Israel como el Pueblo de
 Dios.
.
Leviatán en la Biblia
El nombre “Leviatán” aparece varias ocasiones dentro de la Biblia:
 Isaías 27:1:
 Este pasaje, al ser vinculado con la descripción que el Génesis hace de
 Satanás como una serpiente tentadora, ha sido en gran parte el que ha 
dado origen a la figura del Demonio como el Gran Dragón, como la Gran 
Serpiente, como Leviatán…En efecto, a diferencia de otros pasajes 
bíblicos en que “Leviatán” parece ser solo el nombre con el que se alude
 a una gran bestia, aquí sí resulta claro que alude al Demonio (al menos
 simbólicamente), sobre todo teniendo en cuenta que el contexto del 
pasaje bíblico es un contexto apocalíptico. Por ello sirve citar no 
solamente Isaías 27:1 sino también Isaías 26:21. Citando ambos pasajes 
(que en la biblia está uno luego del otro) se tiene este texto 
revelador: ‹‹Porque el Señor sale de su morada/para pedir cuenta de su 
iniquidad/a los habitantes de la tierra:/la tierra pondrá al descubierto
 la sangre derramada/y ya no cubrirá a sus muertos./Aquel día, el Señor 
castigará con su espada bien templada,/a Leviatán, la Serpiente 
huidiza,/a Leviatán, la Serpiente tortuosa,/y matará al Dragón que está 
en el mar.›› Isaías 27:1:
 Este pasaje, al ser vinculado con la descripción que el Génesis hace de
 Satanás como una serpiente tentadora, ha sido en gran parte el que ha 
dado origen a la figura del Demonio como el Gran Dragón, como la Gran 
Serpiente, como Leviatán…En efecto, a diferencia de otros pasajes 
bíblicos en que “Leviatán” parece ser solo el nombre con el que se alude
 a una gran bestia, aquí sí resulta claro que alude al Demonio (al menos
 simbólicamente), sobre todo teniendo en cuenta que el contexto del 
pasaje bíblico es un contexto apocalíptico. Por ello sirve citar no 
solamente Isaías 27:1 sino también Isaías 26:21. Citando ambos pasajes 
(que en la biblia está uno luego del otro) se tiene este texto 
revelador: ‹‹Porque el Señor sale de su morada/para pedir cuenta de su 
iniquidad/a los habitantes de la tierra:/la tierra pondrá al descubierto
 la sangre derramada/y ya no cubrirá a sus muertos./Aquel día, el Señor 
castigará con su espada bien templada,/a Leviatán, la Serpiente 
huidiza,/a Leviatán, la Serpiente tortuosa,/y matará al Dragón que está 
en el mar.››
- Salmos 74: 13, 14 y Salmos 104: 25, 26:
 En el primer pasaje se habla de que el Señor aplastó las cabezas de 
Leviatán y se las dio de alimento a las fieras del desierto, mientras 
que en el segundo se dice que creó al Leviatán para jugar con él y se 
presenta al Leviatán como una bestia marina. Hay quienes han 
interpretado que el primer pasaje alude a Leviatán como el Demonio pero 
aquello carece de sentido si se tiene en cuenta que, a diferencia de en 
el texto de Isaías, en Salmos 74: 13, 14 el Señor ya ha aplastado las 
cabezas de Leviatán, ya lo ha derrotado, siendo que supuestamente —y en 
concordancia con el Nuevo Testamento— es en el Día del Juicio (tal y 
como sale en Isaías) cuando el Demonio será definitivamente derrotado. 
Ahora, el pasaje de Isaías también se puede interpretar como una 
referencia a lo que será (aún no ocurría en tiempos de Isaías) la 
liberación de los israelitas en Egipto; y, partiendo de eso, la 
interpretación que se ha hecho de Salmos 74: 13, 14 sería coherente con 
Isaías en tanto que se habría escrito luego de acontecida la liberación 
de los israelitas en Egipto; ya que, según se ve en el libro del profeta
 Ezequiel, a Faraón se lo nombra como un gran monstruo marino tendido en
 el Nilo, monstruo que será abandonado a las bestias y les servirá como 
alimento, tal y como luego el Salmo 74: 13, 14 muestra que se cumplió. 
De ese modo queda claro como las interpretaciones concuerdan si se ve 
los pasajes como aludiendo al hecho histórico del éxodo israelita; mas, 
si se intenta ver a los pasajes como aludiendo a la derrota del Demonio,
 la interpretación solo funciona con el texto de Isaías y resulta 
forzada en el caso de los Salmos. Por otra parte, en lo que respecta a 
Salmos 104: 25, 26, a Leviatán allí simplemente se le nombra como 
monstruo marino, no tiene sentido postular que represente al Demonio 
antes de pelearse con Dios ya que ese “Leviatán que tu formaste para 
jugar con él” va precedido de un “Allí está el mar, grande y dilatado, 
donde se agitan, en número incontable, animales grandes y pequeños” y, 
por ende, el contexto indica con toda claridad que Leviatán es solo una 
bestia entre todos esos animales “grandes y pequeños”.
 Job 41:
 Algunos eruditos han dicho que el extenso pasaje de Job alude al 
cocodrilo, lo cual en primera instancia parecería tener sentido si 
tenemos en cuenta que el Leviatán de Job habita en el agua, tiene 
escamas, piel dura e hileras de colmillos. No obstante, incluso en una 
versión bíblica tan actual como la Reina Valera 2000, el 
Leviatán de Job es presentado como un ser que no puede vencerse con 
armas humanas, que su sola visión espanta, que es rey entre los 
soberbios y que escupe fuego. Entonces: ¿existe alguna especie de 
cocodrilo que escupa fuego? Evidentemente no, de allí que haya tenido 
tanto sentido la interpretación hasta hoy vigente de que la bestia 
referida por Job es el Leviatán-demonio que todos conocemos, un ser 
terrible de cuya boca “salen hachas de fuego, centellas de fuego 
proceden” (Job: 41:19, Reina Valera 2000). Job 41:
 Algunos eruditos han dicho que el extenso pasaje de Job alude al 
cocodrilo, lo cual en primera instancia parecería tener sentido si 
tenemos en cuenta que el Leviatán de Job habita en el agua, tiene 
escamas, piel dura e hileras de colmillos. No obstante, incluso en una 
versión bíblica tan actual como la Reina Valera 2000, el 
Leviatán de Job es presentado como un ser que no puede vencerse con 
armas humanas, que su sola visión espanta, que es rey entre los 
soberbios y que escupe fuego. Entonces: ¿existe alguna especie de 
cocodrilo que escupa fuego? Evidentemente no, de allí que haya tenido 
tanto sentido la interpretación hasta hoy vigente de que la bestia 
referida por Job es el Leviatán-demonio que todos conocemos, un ser 
terrible de cuya boca “salen hachas de fuego, centellas de fuego 
proceden” (Job: 41:19, Reina Valera 2000).
.
Leviatán en la tradición judía

Textos como el 
AvodaZara o el 
MoedKatan (ambos pertenecientes al 
Talmud) contienen pasajes vinculados a una leyenda judía en la
cual luego del Armagedón habrá un banquete donde solo entrarán “los 
justos”, un banquete en el que, bajo un gran lugar cuyo techo estará 
cubierto elegantemente por la piel del Leviatán, se comerá la carne de 
tres bestias míticas: el Leviatán (bestia marina), el Behemoth (bestia 
terrestre) y el Ziz (bestia aérea, ave gigante).
 
Vinculado a lo anterior, en el festival 
judío de Sucot existe un rezo en que al final el celebrante dice: “así 
pueda yo tener mérito en el año que viene para morar en el sukkah de la 
piel de Leviatán. El año próximo en Jerusalén”. Otro ejemplo aún más 
representativo es el del festival del Akmadut, festival donde se canta 
un himno en el que dice: “Leviatán y el buey Behemoth… Se engancharán el
 uno con el otro y comenzarán el combate, con sus cuernos, el Behemoth 
corneará con fuerza; el pez [Leviatán] saltará para confrontarlo con sus
 aletas, con poder. Su creador se les aproximará con su espada poderosa 
[y los matará a ambos]” y “…[…]…de la hermosa piel del Leviatán, Dios 
construirá los pabellones para abrigar al honrado, que comerá la carne 
del Behemoth [buey] y el Leviatán en medio de gran gozo y alegría, en un
 enorme banquete que será dado para ellos.”
En cierta línea de la tradición judía se
 cree que el Leviatán era un dragón andrógino que sedujo a Adán en su 
forma femenina y a Eva en su forma masculina.
Ciertos eruditos han dicho que el 
Leviatán, Behemoth y Ziz deben ser interpretados respectivamente como 
símbolos del agua, la tierra y el aire.
Por último, el Libro de Enoc 
(apócrifo para los católicos) nos presenta a Leviatán y a Behemoth como 
seres cuya descripción parece haber inspirado las interpretaciones de 
los eruditos que antes fueron mencionados. Dice el Libro de Enoc:
 ‹‹Y en ese día se separarán dos monstruos, una hembra llamada Leviatán,
 que morará en el abismo sobre donde manan las aguas, y un macho llamado
 Behemot, y ocupará con sus pechos un desierto inmenso llamado Dandain››
 .
El demonio Leviatán
Se cree que, antes de caer, Leviatán 
pertenecía a la orden de los Serafines, la primera jerarquía angélica de
 entre las nueve existentes. Así, Leviatán habría estado entre los 
“ángeles de la caridad”, entre los seres que están más cerca del Padre y
 que pasan la eternidad contemplando y disfrutando la belleza del 
Todopoderoso y cantándole a su gloria sempiterna mientras esparcen sus 
rayos de amor sobre la Creación.
En la demonología medieval algunos 
creían que Leviatán era un demonio acuático que intentaba tomar posesión
 de las almas y que resultaba muy difícil de expulsar mediante el rito 
exorcista. Otros simplemente lo veían como una imagen de Satanás.
Para Santo Tomás de Aquino, Leviatán era
 el demonio de la envidia y, de entre todos los habitantes del Averno, 
él era el primero en encargarse de castigar a los envidiosos.
Según el jesuita Peter Binsfeld, Leviatán es, dentro de los siete príncipes del infierno, el que representa
[1] el pecado capital de los celos. Al menos así lo describe dentro de su
 De confessionibus maleficorum et sagarum, libro que es uno de los pilares de la demonología renacentista (fue publicado en 1589).
Más tarde, Sebastían Midhaelis habría de
 dividir a la elite de los demonios en tres categorías, poniendo ocho 
demonios en la primera, cinco en la segunda y tres en la tercera. Allí 
Leviatán sería situado en la primera categoría como un demonio 
caracterizado por atacar las creencias religiosas, por inducir al 
paganismo, al ateísmo, al escepticismo arreligioso…
Dentro de todo lo que se ha dicho sobre 
Leviatán hay algo de suma importancia en tanto que supuestamente fue 
dicho por un demonio…De esto nos habló el Padre Sebastien Michaelis en 
sus escritos sobre el caso de posesión de la hermana Madeleine, acaecido
 en 1647 dentro del convento de Louviers en Aix-en-Provence. Ahí, 
Sebastien Michaelis nos cuenta que, en el contexto de los exorcismos, el
 demonio Bablerith (uno de los tantos demonios que poseían a la monja de
 dieciocho años) soltó los nombres de los otros demonios que poseían a 
la monja, dentro de los cuales estaba Leviatán, demonio que, según dijo 
Balberith, tendría de enemigo especial a San Pedro, se encargaría de 
incitar a los hombres a cometer sacrilegios y sería el gran enemigo de 
los santos.

Ya casi dentro de lo que es la actual demonología, en su 
Diccionario Infernal
 publicado en 1863, Collin de Plancy nos presentará al alto mando 
infernal dividido en cinco grupos: el primero, de príncipes y altas 
dignidades; el segundo, el de los llamados “ministros de despacho”; el 
tercero, el de embajadores; el cuarto, el de los encargados de impartir 
la justicia en el infierno; y el quinto, el de los encargados de las 
distintas funciones dentro de la gran mansión llamada “Casa de los 
Príncipes”. Dentro de todas esas divisiones Leviatán se encuentra en el 
grupo de los ministros de despacho y ocupa la función de Gran Almirante,
 dirigiendo la Armada del Infierno y siendo así mismo el “Amo Demonio de
 los Océanos” y el “Rey de las Bestias”, títulos de los cuales el 
primero comporta la cualidad de que Leviatán no puede ser lastimado por 
arma humana alguna cuando se materializa.
 
Finalmente, de acuerdo a 
La Biblia Satánica de Antón Szandor LaVey, Leviatán es, dentro de los llamados “Cuatro Príncipes de la Corona del Infierno”
[2],
 aquel que representa al elemento del agua y gobierna el Oeste en el 
infierno y en la Tierra (en tanto zona que sufre influencias 
demoníacas). Al pertenecerle el elemento del agua, Leviatán es asociado 
con la vida y la creación y, en el marco de los rituales satánicos, se 
lo representa con un cáliz. La Iglesia de Satanás usa, para representar a
 Leviatán, las cinco letras hebreas de “לִוְיָתָן” dispuestas en las 
cinco puntas del Sello de Baphomet. Las letras deben ser leídas en orden
 de las manecillas del reloj, comenzando desde la que está en la punta 
que señala hacia el sur: el nombre se lee como “LVITHN” y significa 
“Leviatán”.