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México está por cumplir 200 años
como nación independiente, pero casi 500 como entidad política desde que España
lo crea (como Nueva España) en 1521.
Durante los primeros 300 años,
México (la Nueva España) creció no solo territorialmente sino que contribuyó al
engrandecimiento del Imperio Español de Carlos V, el más extenso que haya
conocido la humanidad.
Carlos V de Alemania y I de España (1500-1558). La historia no ha conocido un
Imperio más grande que el suyo.
La Nueva España tuvo un papel preponderante en su expansión hacia América del
Norte, el Pacífico y Asia.
En 1492 España ‘descubre’ por
casualidad a América, pues la razón principal de los viajes hacia occidente era
encontrar la ruta hacia el Asia oriental.
Por tal motivo, diversas
expediciones españolas zarparon de Europa con el fin de establecer un puerto
español desde el cual España obtuviera los beneficios del mercado asiático;
ninguna tuvo éxito.
A quien le tocaría la fortuna de
agregar las islas Filipinas al Imperio de Carlos V fue a Miguel López de Legaspi.
Este español fungió como escribano del Cabildo de la Ciudad de México durante 36
años hasta que le fue encomendada por el Virrey Velasco la expedición para la
adhesión del archipiélago filipino al Imperio Español.
Las islas habían sido
descubiertas por Fernando de Magallanes quien murió allí en un combate.
Así, con madera extraída de los
bosques jaliscienses de la Sierra de Quila, López de Legaspi armó su flota
zarpando de Barra de Navidad en 1563; los marinos eran casi en su totalidad
indígenas Mexicanos.
Barra de Navidad (Jalisco). Los primeros esfuerzos descubridores de
España hacia el Pacífico Norte de América y Asia iniciaron de este puerto. De
aquí partió la expedición de Miguel López de Legaspi con decenas de indígenas
Mexicanos para conquistar Filipinas para España. Desde la Ciudad de México se
controló a partir de entonces la administración de las Filipinas.
Llegó a las Filipinas 3 meses
después siendo recibido en una de las islas amistosamente; tras tomar posesión
de las islas para España, decidió emprender la revancha contra los Tagalos
quienes habían destrozado a Magallanes y su flota.
Así, el ejército Hispano-Mexicano
atacó la isla de Tuzón y, al alcanzar su objetivo, fundó Manila la cual sería la
capital de las Filipinas (se les nombró Filipinas en honor del Rey de España,
Felipe II). La pacificación del archipiélago duró 4 años.
Como dato curioso, meses después
López de Legaspi se enteró que un miembro de su ejército había sido esclavizado;
lo único que el prisionero sabía decir en Castellano era ‘Castilla’, pues
hablaba únicamente náhuatl.
A partir de la conquista, las
Filipinas dependerían política y económicamente de la Ciudad de México.
De la capital de la Nueva España
salieron Gobernadores, Obispos y comerciantes. La Ciudad de México era la
capital política y económica de varias de las posesiones españolas en el mundo:
Florida, Filipinas, Centro América, Cuba y Puerto Rico. Madrid recibía solamente
las utilidades.
Uno de los propósitos de la
conquista de Filipinas se había alcanzado: comerciar libremente con Asia.
Para ello, Manila se enlazaría
comercialmente con Acapulco (único puerto norteamericano autorizado por Madrid
para comerciar con Asia).
Una vez al año un galeón y 4
‘pataches’ iniciaban la travesía llevando productos Americanos a Asia y
viceversa; España concentraba las mercancías de India, Japón y China con Norte
América.
De Asia llegaron por ejemplo, los
mantones y los mangos de Manila y las sedas. La cerámica asiática influenció a
la Talavera de Puebla y a las lacas de Michoacán, entre otros (el muralista
mexicano Dr.Atl (siglo XX) decía que el arte mexicano tiene más de Asiático que
de Europeo).
Al llegar a Acapulco las
mercancías eran transportadas a la Ciudad de México donde se comerciaban en el
mercado del Parián (ya desaparecido, estaba en el Zócalo).
Otra parte del cargamento era
enviado a Veracruz desde donde era embarcado a Cádiz, España.
De Acapulco salían hacia Asia,
entre otros muchos productos, millones de monedas de plata de Zacatecas y
Guanajuato que circularon por más de dos siglos en todo el este asiático.
Un producto Mexicano fue
ampliamente apreciado por los marinos de la época: la hamaca.
Con el viento a favor, el viaje
Acapulco-Manila se hacía en 1 mes, pero el de regreso en 2, pues para hacer
menos difícil el camino, la flota debía de aprovechar los vientos que se
encontraban favorables en la ruta Filipinas-Japón-Alta California-Acapulco (en
la Segunda Guerra Mundial los estadounidenses ‘redescubrieron’ estos mismos
vientos llamándoles -como hasta- ahora ‘jet stream’).
Ruta marítima Acapulco-Manila y Manila-Acapulco utilizada durante 250 años.
Marinos Españoles y Mexicanos descubrieron en los años 1500s lo que hasta hoy en
día utilizan barcos y aviones para trasladarse de Asia a América: la ruta de los
vientos que hace más sencilla la travesía de Asia hacia América.
La presencia Mexicana en el este
Asiático era importante; era común ver a personajes importantes de la política
japonesa, por ejemplo, visitando la capital de la Nueva España.
Por cierto, en España y América,
Japón era conocido como ‘Cipango’ y China como ‘Catay’.
Con el declive de España del
escenario mundial y el inicio de las independencias de sus colonias Americanas,
el intercambio Manila-Acapulco llegó a su fin; el último galeón llegó a la Bahía
de Santa Lucía en 1815 terminando el vínculo que unió a México y Filipinas por
250 años.
La presencia española se
extendería hasta 1898, año en el que Estados Unidos declara la guerra a España y
la despoja del archipiélago Filipino, Cuba, Puerto Rico y Guam.
El Castellano, idioma oficial
hasta entonces, cedería terreno al Inglés; a pesar de ello los nombres españoles
y la religión católica son, aún hoy, vínculo que Filipinas tiene con la
comunidad hispana, siendo México su principal forjador.
La última presencia Mexicana en
Filipinas ocurrió en 1945; el Escuadrón 201 realizó 58 operaciones aéreas desde
allí al final de la Segunda Guerra Mundial cuando Filipinas estaba aún ocupada
por los japoneses.
Como tantos otros, permanece este
capítulo como desconocido para la mayor parte de los Mexicanos.
Uno de los escasos monumentos que
recuerdan estos hechos en México se encuentra precisamente en Zapopan (en la
Avenida López Mateos), conocido como ‘Las Águilas´.
Esa calle, muy cerca del entonces el
‘Camino Real de Colima’, conducía a los navegantes Mexicanos y Españoles hacia
el puerto de Barra de Navidad.
En dicho monumento se detallan
brevemente las historias entretejidas de los pueblos Mexicano y Filipino y la
estrecha relación que mantuvieron por 3 siglos.
La Nueva España (México) mantuvo una importante presencia en
toda América, el Pacífico y el este Asiático.
Era la colonia Americana más conocida del mundo, su plata y
sus monedas acuñadas en la Ciudad de México circularon por muchos lugares del
planeta.
El Museo ubicado en el Fuerte de San Diego en Acapulco, entre
otros, muestra la presencia Novo Hispana en el Océano Pacífico.
Mapa de los descubrimientos y
bautizos realizados entre Españoles y Mexicanos desde la costa de Jalisco hasta
Alaska.
Valdés, Córdoba y Revillagigedo
en Alaska hasta los de Baja California fueron salpicados con nombres
Castellanos.
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